Conheci esta mãe de criança superdotada, no IX
Congresso Iberamericano de Superdotación, que participei em Outubro, em Buenos
Aires (Argentina). Pude constatar, ao ouvir a palestra e os relatos dela,
abaixo também escritos, que Mãe de Criança Superdotada passa pelas mesmas
questões e problemas em qualquer lugar do mundo !!! Parecia que a Mãe da
Argentina estava descrevendo todos os nossos problemas, daqui do Brasil ! Mas,
pelo que ela me contou, a Argentina está bem mais atrasada, no aspecto legal,
do que aqui no Brasil.
Vocês acreditam que, na Argentina, a lei não
contempla a aceleração de série para crianças superdotadas ??? Pois é.. a mãe
me comentou que são muitos raros os casos de crianças superdotadas acadêmicas que
foram aceleradas ali, na Argentina.
Enfim.. leiam o relato da mãe, aqui abaixo e
vejam se não parece que ela está falando, logo aqui, da nossa esquina :
· Juan José Traverso /
Clarín
Juan
José Traverso / Clarín
·
08.06.2012 |
MADRE DE UN SUPERDOTADO
“La meta es que sea feliz”
Cecilia
Curcio (42) es madre de un chico de muy alto nivel intelectual. Antes de
saberlo creía que era un chico “con problemas”. Aristas de un tema complejo.
Paola
Aguilar / Clarín MUJER
Lejos
de lo que se pueda imaginar, tener un hijo “superdotado” no es siempre motivo
de satisfacción. Por el contrario, suele constituir un conflicto. Quien lo sabe
bien es Cecilia Curcio, una arquitecta de 42 años, madre de dos hijos, que tuvo
que atravesar no pocas dificultades acompañando a Gaspar, el mayor. Un chico
especial, con un altísimo coeficiente intelectual que sufrió durante años a
causa de su inteligencia.
Para
dimensionar el problema que puede implicar tener un hijo de estas
características, basta un detalle: Cecilia dudó bastante antes de dar este
testimonio. No todos entienden la magnitud de casos como el de Gaspar, y
preservar a su hijo del estigma que supone ser diferente por momentos resulta
un imprescindible. Los padres de chicos así temen que hablar del tema pueda
generarles más inconvenientes en la escuela o en sus círculos sociales.
Gaspar
es el primer hijo de Cecilia y ahora tiene 12 años. Su hermano, Benicio, de 7,
también es muy inteligente, pero no tuvo los problemas del mayor porque sus
padres ya sabían de qué se trataba el asunto. Con Gaspar tuvieron que empezar
de cero un recorrido desconocido. Como el de todos los padres primerizos, pero
distinto. “Yo me di cuenta de que Gaspar no era un chico común desde que era
muy chiquito, pero era mi primer hijo, no tenía muy claro los criterios de qué
es lo esperable y qué es lo distinto, entonces no le presté mucha atención”,
cuenta Cecilia. “Cuando me decía cosas que no eran las habituales para un chico
de su edad, yo lo callaba. Me daba miedo escucharlo porque intuía que iba a
tener problemas en la escuela y en todas partes siendo así”, dice Cecilia hoy,
con una expresión evidente de que ese miedo ya quedó atrás.
“Gaspar
sin duda era y es un chico diferente, pero dentro de lo que se entiende por un
chico ‘talentoso, dotado’, a él no se lo puede identificar con el mito del
pequeño Einstein. Es decir, hay chicos de 2 ó 3 años que leen, escriben, pero
ese no era definitivamente el caso de Gaspar, que aprendió a los 5 años... Pero
de un día para otro y casi con total perfección”.
Entender
las diferencias
Aunque
el discurso políticamente correcto de personas e instituciones insta a integrar
y respetar las diferencias, cuando lo diferente irrumpe en escena y trastoca el
libreto, no todos saben ser consecuentes con ese discurso, cuando la diferencia
era solo una abstracción. Algo de eso pasó en la escuela donde Gaspar empezó
primer grado.
“Cuando
digo diferente, quiero decir, por ejemplo, que él tenía y tiene intereses
distintos a los de un chico de su edad, por lo tanto como padres, si bien no
entendíamos muy bien por qué era así, lo aceptábamos sin mayores preguntas,
porque no veíamos ningún aspecto negativo. Pero después de un tiempo, empezamos
a entender que teníamos que ayudarlo a que se comportara como un chico ‘normal’
para que fuera aceptado en su escuela”.
El
jardín de infantes no había sido problemático, más allá de los intereses
diferentes que tenían los compañeros y Gaspar. Pero, como afirman los
especialistas en el tema de niños talentosos, el comienzo de la escuela
primaria es el comienzo de los problemas. La escuela no suele estar preparada
para entender y detectar de qué se tratan las diferencias de los chicos que no
se ajustan a la media. Y eso es lo que le pasó a Gaspar.
“Apenas
empezó primer grado, me llamaron y me dijeron que mi hijo estaba ‘rotulado como
raro’, y que siendo así tendría serios problemas de aprendizaje. Además, supe
que los compañeros lo molestaban porque era muy tranquilo y no hacía las mismas
cosas que ellos. Y no eran solamente los compañeros. También escuché
comentarios despectivos por parte de los docentes”, se explaya Cecilia y
explica: “Si un nene aprende a leer y a escribir en una semana, o si en lugar
de querer jugar a la pelota en un campamento prefiere juntar hojas y ramitas,
lo consideran ‘raro’”.
Sus
papás sabían que a Gaspar no le gustaba ir al colegio, tampoco le había gustado
ir al jardín. Pero el nene estalló en tercer grado, el día que llegó de la escuela
y le dijo a su mamá: “No puedo más”.
En
busca de una solución
“Lloraba,
decía que el aula era un lío. Entonces pedí una reunión con la maestra, que me
recibió junto con el psicólogo de la institución, para informarme que mi hijo
tenía un retraso madurativo”, cuenta Cecilia. Esa notificación, dada sin
anestesia, hizo que se le viniera el mundo abajo. “Yo también lloraba todas las
noches, me preguntaba qué estaba haciendo mal. Mientras tanto, lo llevaba a una
psicopedagoga desde primer grado”.
Pero
un día, gracias a un dolor de muelas, la historia cambió. En la sala de espera
del dentista, entre la pila de revistas que siempre atrasan unos meses, Cecilia
encontró su situación reflejada en una nota. “En una nota describían el perfil
de los chicos talentosos. Este es mi hijo, pensé”. Le escribió un mail a la
psicóloga citada en el artículo y esa misma noche recibió su llamado. Ahí
empezó el fin del conflicto.
Primero
fueron los papás, y después fue Gaspar a ver a la psicóloga. El
psicodiagnóstico debía despejar las dudas de sus padres y orientarlos para
encontrar una salida. “Ella se divertía con él, me dijo que le encantaba
trabajar con chicos así, y nos dio el psicodiagnóstico”. El informe determinó
que Gaspar tenía un coeficiente intelectual altísimo, que su aspecto social era
normal, con una buena imagen de sí mismo pero que se sentía diferente a los
demás. No había patología ni retraso en el nene. “Cuando escuché eso me relajé,
le quité presión y le di mayor libertad en el colegio. La primera sugerencia de
la profesional era cambiarlo de escuela. Decidimos dar ese paso, no queríamos
que siguiera pasándola mal. Lloré muchísimo recordando todo lo que había
sufrido desde tan chiquito”, se lamenta Cecilia.
Ante
un nuevo episodio de agresión física hacia su hijo, pidió otra reunión en la
escuela. “Llevé el psicodiagnóstico y se los mostré para que vieran qué
equivocados estaban, y les aclaré que lo íbamos a cambiar de colegio”, cuenta
con algo del enojo de aquel momento.
Encontrar
el colegio indicado para un chico que pertenece al pequeño universo del 2% de
las personas con un coeficiente intelectual mayor a 130 puntos no es tarea
fácil. Ahora Gaspar va a una escuela en la que se siente más cómodo. Y, además,
encontró su lugar en el mundo en la Fundación para la Evolución del Talento y
la Creatividad (FETC), donde comparte tardes de talleres con chicos parecidos a
él. “Un día googleando llegué a la Fundación y nos cambió la vida”.
Cecilia
explica que allí asisten chicos talentosos y dotados que presentan las mismas
características y problemas en el ámbito escolar. Su presidenta, María del
Carmen Maggio, dice que todos los padres llegan diciendo que tienen un
problema. “A los chicos los reciben con mucho afecto, les dan lugar para que
debatan y escriban cuentos: hay libertad. En el taller de padres nos explican
cómo es la historia, porque es común que a estos chicos se los boicotee en el
colegio. Hay algunos que son hiperactivos y otros, muy retraídos”, explica.
En
esos talleres -y con la certeza de saber qué es lo que le pasaba a Gaspar-,
Cecilia recuperó parte de la seguridad que había perdido. “Me había
transformado en una madre temerosa y me empecé a dar cuenta de que este hijo me
había llegado para que lo cuidara y lo acompañara en su, digamos, ‘misión’. Y
porque yo también tenía una misión en la vida: ayudar a otras familias a ver a
sus hijos y a entenderlos. Lo de Gaspar a mí me abrió la cabeza”. Cecilia ahora
hace meditación y practica auto-conocimiento. Se advierte que la experiencia
dejó una profunda huella en su vida y es capaz de reconocer que atravesó
momentos de gran oscuridad a raíz de lo que le pasaba a su hijo. Todo eso le
quedó como un dolor en el corazón. “Creo que en el fondo sabía lo que pasaba.
El instinto materno hay que seguirlo siempre. La meta es que los chicos sean
felices. Desde mi lugar, hoy intento ayudar a la gente a la que le pasa lo
mismo que me pasó a mí”, dice esta mamá de un chico talentoso. Y especial.
Testimonios
“Cuando
las luces lloran, relatos y experiencias de niños talentosos”, es un libro
editado por la Fundación para la evaluación del talento y la creatividad que
dirige María del Carmen Maggio. “El libro contiene testimonios de padres,
profesores, ex-alumnos y mi aporte respecto de los objetivos de nuestro
trabajo. No es un libro de teorías sobre el tema, todas son muy buenas, pero la
realidad a veces es algo diferente. Cada niño talentoso, como todos los niños,
es único e irrepetible. En estas páginas se cuentan los recorridos que debieron
hacer los padres frente a la angustia sufrida por sus hijos al no encontrar su
lugar en el mundo. Muchas veces, sus diferencias se confunden con patologías
inexistentes”, concluye Maggio.
En
la escuela
¿Por
qué los docentes no advierten que un chico es dotado? “Porque creen que ellos
son genios y no hay genios en la escuela; que aprenden más rápido y en forma
más profunda que sus pares; que nunca deben equivocarse; que debe ser el mejor
alumno de la clase; que tenga buena conducta. Se ponen límites en los
contenidos esperables para cada año escolar, y las diferencias se manifiestan
en la ejecución de las tareas. A esto se suma la falta de formación y
sensibilización sobre el tema”, sintetiza la licenciada Mariela Vergara Panzeri
del Centro de desarrollo de Alto Potencial.
Direcciones
útiles
*
Fundación para la evolución del talento y la creatividad: www.fetc.com.ar.
*
Centro de desarrollo de Alto Potencial: www.cedalp.com.
Información: info@cedalp.com
*
INECO: www.ineco.org.ar.
Nenhum comentário:
Postar um comentário